Un día cualquiera el 2% de la población mundial desaparece de la faz de la Tierra sin ningún tipo de explicación, tres años después la humanidad continúa a pesar de todo, con la vida…
Al escuchar la premisa y conocer la mente detrás de The Leftovers (Damon Lindelof), es inevitable no pensar en una serie de ciencia ficción y una trama conspiratoria al estilo Los 4400, Under the Dome o Lost, acercarse de esta forma a esta serie única y épica es en un error muy grande. The Leftovers va mucho más allá en su concepción y desarrollo, a diferencia de los ejemplos anteriores, la serie de HBO/Warner no pretende construirse a partir de misterios, enigmas y cliffhangers, The Leftovers se basa en respuestas claras y demoledoras…
Este guión no está perdido
En Lost, su criatura más mediática y famosa, Lindelof creó un guión lleno de respuestas que jamás iban a ser contestadas, un laberinto argumental que seguía la máxima de David Lynch sobre que en los episodios piloto de televisión debes abrir tantas puertas como puedas… El problema fue que Damon Lindelof jamás cerró esas puertas y la trama de Lost (aunque emocionante al principio), terminó siendo irrelevante, tramposa e insatisfactoria. The Leftovers no podría ser más distinta en este sentido ya que cada capítulo, cada diálogo y cada silencio, ofrece una respuesta en cuanto a su argumento principal: qué significa la vida humana.
La alegoría más grande de la historia de la televisión
La última afirmación en cuanto al argumento de la serie puede resultar algo vaga, confusa o grandilocuente sin embargo, la historia de The Leftovers nos obliga a ponernos filosóficos, teológicos e inclusive antropológicos…
Lo primero es lo primero, The Leftovers no se trata de descubrir el misterio de las desapariciones y si eso es lo que buscas en esta serie te recomendamos que te alejes de inmediato, la premisa sobrenatural es solo una siniestra metáfora, una excusa que originará la reinvención de la humanidad, una alegoría que nos muestra la necesidad que tenemos los seres humanos por crear mitos, religiones, dioses y demonios para explicar lo que no entendemos, para enfrentar el dolor de la pérdida y para consolarnos, como lo dijo Miguel de Unamuno en su libro San Martín Bueno Mártir: “… de haber tenido que nacer para morir”.
Este texto no pretende imponer una teoría única sobre el argumento de la serie, ya que como todo buen arte, The Leftovers tiene varias lecturas y distintas capas, lo que sí queremos denotar es la importancia de una serie arriesgada e inteligente que como entretenimiento deslumbra, como arte conmueve y como reflexión deprime profundamente.
Nunca en la historia de la televisión, una serie había ahondado tan dolorosamente en la fragilidad y la rapidez de la vida humana.